¿Estás buscando cómo mantener un jamón en buenas condiciones durante el máximo tiempo posible? ¡Nosotros te ayudamos! Porque, siempre y cuando sepas cómo hacer que la conservación sea óptima, podrás lograr mantener ese sabor tan indescriptible que suele tener este producto. Lo mismo sucederá con el aroma y con la textura, ambas señas de identidad de una carne de tal calidad. Sigue leyendo, y descubre todos los secretos para mantener tu jamón durante el máximo tiempo posible.
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Con el jamón sin empezar
¿Todavía no has empezado el jamón? Si te han regalado un jamón ibérico y aún no te has decidido a comenzarlo, no debes preocuparte: este puede aguantar hasta dos meses en perfectas condiciones. Lo ideal es mantenerlo dentro del envase original, y guardarlo en un ambiente que no sea demasiado húmedo. Además, es importante que lo mantengas alejado del sol, puesto que podría dañarlo.
Si crees que vas a tardar mucho en consumirlo, debes saber que puedes llevarlo a un lugar especializado y pedir que te lo corten en lonchas. Posteriormente, se encargarán de envasarlo al vacío, ya loncheado.
Esto te permitirá no solo almacenarlo de forma mucho más fácil, sino también consumirlo en un periodo de tiempo mucho mayor. Por si todo esto fuera poco, no podemos olvidar también lo cómodo que es tener ya las lonchas preparadas para su consumo sin que tengas que hacer absolutamente nada.
Con el jamón abierto
Pero ¿cómo se guarda un jamón que ya se ha abierto? No te preocupes por eso, ¡porque también hay métodos de conservación! Como hemos señalado antes, si crees que vas a tardar mucho en consumirlo, lo mejor es lonchear al completo y envasarlo al vacío. No obstante, si no crees que vayas a tardar tanto, hay otros métodos que te pueden ayudar y que no son tan drásticos.
Temperatura óptima de conservación
Lo primero que debes saber es que debes evitar completamente la humedad, puesto que esta puede conllevar moho blanco y eso hará que tu jamón se eche a perder por completo. Así que es imprescindible mantenerlo siempre en un lugar fresco y seco. Normalmente, bastará con encontrarle un espacio en tu cocina que esté lejos de la luz del sol. A ser posible, evita que esté cerca de la nevera o del microondas, e incluso del fuego o la lavadora. El motivo es sencillo: este tipo de electrodomésticos se calienta más de la cuenta, y eso puede provocar cambios de temperatura que dañarán tu jamón.
En cuanto a la zona que ya ha sido cortada, debes protegerla en la medida de lo posible. Para eso, puedes ayudarte incluso de la propia grasa que tiene el jamón. Puedes guardar esa primera grasa que siempre se retira del jamón, y usarla para cubrir el corte, puesto que esta ayudará a preservarlo. Había gente que, antiguamente, usaba aceite u otras sustancias del estilo para proteger la carne. No obstante, eso podría afectar de forma negativa a las propiedades organolépticas del jamón, y dañaría su sabor. Así pues, te recomendamos usar directamente la propia grasa del jamón, pero cuidando siempre que esta no esté rancia. Porque eso también podría dañar el sabor de la carne. Tampoco está de más cubrir el jamón al completo con un trapo seco de algodón, ya que eso hará que esté protegido del aire y de las partículas contaminantes.
Lo que no te recomendamos hacer nunca es envolver el jamón directamente con un plástico. Es importante que reciba aire, aunque no sea de forma directa, puesto que de otro modo podría acabar por secarse y eso haría que desperdiciases muchas capas. En cuanto a la temperatura perfecta para el jamón, esta es entre los 10 y los 18 grados, con lo cual el verano puede ser un problema, especialmente en sitios cálidos.
Otros detalles a tener en cuenta
Junto a todo lo que hemos señalado, puede que te interese saber que se conserva mejor en un jamonero. El mismo que uses para cortarlo te será de gran ayuda, siempre y cuando esté de forma horizontal.
Aunque si sientes que va a pasar mucho tiempo antes de que te termines el jamón, lo mejor será que lo cuelgues con la pezuña hacia arriba. De esta manera, la grasa acabará por fluir directamente hacia abajo gracias a la propia gravedad. Cuidado con esto, porque podría manchar las superficies que hubiera debajo.
Entonces ¿cuál es el espacio de conservación perfecto? Pues un sitio fresco, seco, que esté a unos 15 grados y donde puedas colgar el jamón. Como entendemos que no en todas las cocinas se puede conseguir esto, lo mejor es buscar el espacio más frío de la estancia y ayudarse del jamonero para conseguir la mejor posición.
Evitar la luz directa
Ya lo hemos señalado, pero no está de más repetirlo: no debe darle el sol de forma directa al jamón, porque eso provocaría que se secara. Además, notarás que tanto su sabor como su textura, e incluso su calidad, baja notablemente cuando se expone al sol. Así que, en caso de que no puedas protegerlo por completo, ayúdate de un trapo seco para hacerlo. ¡Y que sea lo más opaco posible!
Ritmo de consumo
Por último, debes tener siempre en cuenta qué ritmo de consumo vas a seguir. Un jamón puede mantenerse en buenas condiciones, tras haber sido empezado, entre dos y tres meses. Pero si el tiempo pasa y tú no lo consumes, puede que encuentres que la calidad de la carne va empeorando. O incluso que van apareciendo, poco a poco, desperfectos: zonas más secas, duras o que ya no se pueden consumir. Siempre que sientas que vas a tardar más, lo mejor que podrás hacer es acudir directamente a un centro donde puedan lonchearlo y envasarlo al vacío.
Duración y Vida Útil del Jamón Serrano
La duración del jamón serrano varía dependiendo de varios factores, como la calidad del producto, las condiciones de conservación y el momento de su corte. En condiciones óptimas de conservación, un jamón entero puede conservarse durante varios meses, manteniendo su sabor y textura. Sin embargo, una vez iniciado el proceso de corte, es fundamental consumir el jamón en un plazo de tiempo más reducido, idealmente en unas semanas, para preservar su frescura y evitar la oxidación y el resecado de la carne. El cuidado adecuado y el consumo continuo garantizan la mejor experiencia sensorial con el jamón serrano.
Si sigues nuestras recomendaciones, verás cómo el jamón ibérico que con tantas ganas has comprado se mantiene en las mejores condiciones durante mucho tiempo. Y a disfrutar de uno de los grandes manjares de nuestra Península Ibérica.
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