Partes más importantes de una Dehesa

14 Feb 2024

¿Has escuchado hablar en alguna ocasión de la dehesa? Este ecosistema es emblemático de la península ibérica, y es muy importante por su biodiversidad, que es totalmente única. No solo eso, sino que es crucial para nuestra economía, para nuestra cultura e incluso para nuestra historia. Y hoy te vamos a hablar en profundidad de todo lo que hace a las dehesas una parte crucial de nuestro país. 

cerdos pastando en la dehesa

Definición y origen histórico de la dehesa 

En nuestro país albergamos más de 4 millones de hectáreas de este ecosistema natural que es la dehesa, principalmente distribuidas en áreas de Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha. Pero ¿qué es exactamente una dehesa? ¿En qué consiste este paraje mágico?  

Si nos regimos a la definición que da la Junta de Andalucía, hablamos de un “sistema de uso y gestión de la tierra basado en la explotación principalmente ganadera y también forestal, cinegética y agrícola de una superficie de pastizal y monte mediterráneo con presencia dispersa de vegetación arbórea”.  

Para entenderlo mejor, podríamos hablar de la dehesa como un ecosistema único que combina una actividad ganadera con una gestión por parte del hombre para conseguir que se mantenga su estructura. Hay diferentes tipos de paisajes dentro de las dehesas: los pastos, las zonas de cultivo de general y los famosos bosques de encinas y alcornoques, el hogar de los cerdos ibéricos.  

Realmente, estamos hablando de un bosque mediterráneo clásico que ha sido modificado por la mano humana para ir consiguiendo, con el paso de los años, el espacio que conocemos hoy. Lo que se busca es crear un modelo de aprovechamiento mucho más sostenible, ¡y es justo lo que se consigue con las dehesas! Además, son el hábitat de una inmensa cantidad de especies diferentes. 

Su nombre proviene del término latín defesa, que podríamos traducir como un terreno que se encuentra acotado para así poder sacarle el mayor rendimiento a sus suelos. Y, pese a que pueda parecer increíble, las dehesas no son alguno nuevo, sino que llevan siglos entre nosotros. Fue allá por la reconquista cristiana que los ganaderos comenzaron a vallar sus terrenos, para así poder mantenerlos protegidos de las ovejas que pastaban libremente.  

Componentes principales 

Hay cuatro elementos clave que conforman una dehesa, y en los que ahora vamos a profundizar: la dehesa como tal, los cultivos, los matorrales y, por último, los pastizales. 

Dehesa típica o monte 

Comenzamos con lo que se conoce como la dehesa típica, también llamada monte hueco. En esta podemos encontrar árboles dispersos, normalmente encinas o alcornoques, además de amplias áreas de pastizales, que son cruciales en este paraje. Y es que son los encargados de proporcionar sombra y cobijo a las diferentes especies que habitan estos suelos y, además, dan alimento a los cerdos ibéricos. 

Además de árboles, puede haber matorrales, aunque no con alta densidad. Normalmente, estas zonas de monte hueco se encuentran en terrenos llanos o en los que la pendiente es baja. 

Cultivos 

Los conocidos como cultivos forrajeros se encuentran siempre en la zona que más mano humana recibe de toda la dehesa. Normalmente, y debido al clima que hay en estos parajes, tienden a ser de secano. No solo proporcionan alimento para el ganado cuando hay menos bellotas o alimento natural, sino que también se utilizan para la alimentación humana. 

Estos cultivos suelen ser, en su gran mayoría, avena, trigo y cebada. En zonas concretas, también se ha introducido el altramuz. También se pueden encontrar otras leguminosas, e incluso cultivos leñosos como la vid o el olivo. 

Matorrales 

Y pasamos a otra parte crucial, que son los matorrales. La cantidad de matorrales que haya depende, en buena medida, de la intensidad del pastoreo en esa zona. Porque, al servir de alimento a todo este tipo de especies, si estas pastan en una zona concreta, acabarán por terminar con todos los matorrales. 

No suelen ser muy profusos, ya que su cobertura tiende a ser bastante baja. Se pueden encontrar diferentes especies: romero, retama, brezo, jara… Y forman parte también de este ecosistema tan particular. 

Pastizales 

Los pastizales que se pueden hallar dentro de una dehesa son muy variados, tanto en composición como en extensión. Depende mucho de la zona geográfica en la que se encuentre esta dehesa que hallemos unos pastizales u otros; por ejemplo, en Andalucía son comunes los majadales. Estos son densos, bajos y se reproducen con mucha facilidad, independientemente de que haya ganado que lo pise constantemente.  

Estos pastos son cruciales en las dehesas, puesto que permite que los animales se alimenten durante buena parte del año. Es el complemento perfecto a las bellotas para los cerdos, puesto que les ayuda a hacer la digestión y les aporta nutrientes extras.  

A esto hay que añadirle que estas praderas son el resultado más evidente de llevar una gestión sostenible del terreno, además de promover la regeneración de los suelos y su fertilidad. Y estamos hablando de un paraje natural que el cambio climático podría perjudicar, de ahí que se considere tan importante cuidarlo y preservarlo con el paso del tiempo. 

Te recordamos que durante el periodo de montanera el cerdo ibérico pasta libremente por la dehesa.

Regiones más importantes con dehesa y extensión aproximada en España 

Andalucía alberga una gran parte de las dehesas de nuestro país; además, estas se encuentran distribuidas sobre todo en la parte occidental. Es decir, en Huelva, Córdoba, Sevilla e incluso en la parte norte de Jaén. También hay dehesas en Cádiz y en la Serranía de Ronda, provincia de Málaga. Pero no solo en esta comunidad hay dehesas, puesto que también se pueden encontrar en Extremadura, Castilla La Mancha e incluso en ciertas zonas de Portugal. 

La dehesa es una parte crucial de nuestro ecosistema y de nuestra tierra, puesto que en España hay alrededor de 4 o 5 millones de hectáreas dedicadas a este uso. Es mucho más que un simple terreno al que se le da un uso concreto. Es prácticamente un legado cultural que hemos recibido de nuestros antepasados, un sistema de gestión sostenible de la tierra que nos permite preocuparnos por el cambio climático y anticiparnos a él. Y, sin duda, una forma de conservar todo nuestro patrimonio.